Algunos caen en el abuso por soledad y otros vuelven a su adicción juvenil.
Entre la población de adultos mayores también existen personas que son adictas y a las que se debe identificar. Sin embargo, no son considerados dentro de las tradicionales encuestas de consumo de alcohol y drogas.
Roberto Sunkel, psiquiatra del Instituto Schilkrut y experto en adicciones, explica que lamentablemente no hay cifras nacionales de adicciones a esta edad. Pero se ha visto, dice, en muestras pequeñas, que sobre los 65 años el consumo de alcohol en forma diaria bordea entre el 10% y el 25%, dentro del cual el 3% de los hombres y el 1% de las mujeres serían dependiente o abusarían del alcohol. El tabaco, es también una adicción importante en este grupo.
Vanessa Cantillano, psiquiatra de Clínica Alemana señala que en Chile este grupo está poco estudiado, pero por otros estudios que se han realizado en Europa y Estados Unidos, lse sabe que los problemas de abuso de alcohol y otras sustancias han ido en aumento en los últimos años.
A juicio de Sunkel, hay algunos adultos mayores que ya tenían problemas de dependencia en su juventud, pero suspendieron el consumo y en esta edad reinician, mientras otro porcentaje inicia su consumo en esta etapa. “Lo que se ve es que los adultos mayores son más vulnerables a desarrollar esta enfermedad. Ellos están más aislados socialmente, aun cuando no vivan solos y eso los hace caer en la adicción”, indica.
Según Cantillano, las sustancias de abuso que con mayor frecuencia causan problemas en este grupo son los psicofármacos (sedantes e hipnóticos) y el alcohol.
Los adultos mayores son un grupo que presenta con mayor frecuencia patologías de salud física como dolor y enfermedades crónicas, también de salud mental como depresión, problemas cognitivos, e incluso sociales como el aislamiento social y familiar, la falta de actividad y los problemas económicos, dice Cantillano. Por lo mismo, “son especialmente vulnerables al efecto de las sustancias de abuso, como son las caídas y traumatismos, deterioro cognitivo y alteraciones a nivel de las función de importantes órganos como hígado y riñón”.
La adicción al juego es la mayor adicción no química que presenta este grupo. “En este caso, es más complicado tener algún tipo de estadística porque pueden tener juego patológico asociado a las máquinas del almacén, carrera de perros, hipódromo, casinos. Pero también gastan mucho dinero en sus apuestas, juegan a escondidos, se endeudan”, indica. Se estima que el 16% de las personas que tienen juego patológico tienen más de 65 años.
Otra consideración que realiza Sunkel es que existe una alta asociación entre juego patológico y uso de alcohol en población sobre los 60 años.
Cómo reconocerlos
Hay varios comportamientos a los que familiares y amigos deben estar atentos, según Sunkel. Si toman más de un trago, si hay muchos medicamentos (más de los necesarios y almacenados en distintos lugares) y si de repente, comienza a gastar más dinero del habitual. También se caen más, a veces están más desnutridos, aparece el insomnio y se aíslan socialmente.
En el caso de los medicamentos, aquellos relacionados con el dolor y los hipnóticos tienen un riesgo asociado de crear adicción.
Con la marihuana pasa algo distinto. En el Instituto Nacional de Geriatría, dice Sunkel, han visto que hay “hartos adultos mayores” que han iniciado consumo de esta hierba, en cigarrillos o infusiones. “Va ligado al tema del alivio del dolor y manejo del insomnio. A veces son los mismos nietos los que consiguen hojas y les dan o les pasan una planta. Hay una disminución de la percepción del daño”, señala.
En el caso de este consumo, si el paciente tiene deterioro cognitivo o tienen cierta reserva, pueden verse afectadas la memoria y funcionalidad cerebral, especialmente la atención de las funciones cognitivas. Además, hay más riesgo de caída y problemas de memoria, insiste Sunkel.
Fuente: Alcohol, farmacos y tabaco en la tercera edad